Queridos hijos, Yo soy vuestra Madre y vengo del Cielo para ayudaros. Sed dóciles a Mi Llamado e en todo imitad a Mi Hijo Jesús. Conozco a cada uno de vosotros por el nombre y quiero deciros que sois amados uno a uno por el Padre, en el Hijo, por medio del Espíritu Santo. Acoged el amor de Mi Señor, pues solamente así seréis capaces de amar y perdonar a vuestro prójimo. Vivís en el tiempo peor que en el tiempo del Diluvio y ha llegado el momento de vuestro sí sincero y valiente. Vivís en medio a una gran babel, pero no os apartéis de la verdad. Os pido que viváis Mis Llamados. No quiero obligaros, pero lo que digo debe ser tomado en serio. Cuidad de vuestra vida espiritual. Todo en esta vida pasa, pero la Gracia de Dios en vosotros será eterna. Buscad fuerzas en la oración y en la Eucaristía. Camináis hacia un futuro doloroso, pero Yo caminaré con vosotros. ¡Coraje! En este momento, hago caer del Cielo sobre vosotros una extraordinaria lluvia de gracias. ¡Adelante sin miedo! Este es el mensaje que hoy os transmito en nombre de la Santísima Trinidad. Gracias por haberme permitido reuniros aquí una vez más. Yo os bendigo en nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Quedad en paz.