Queridos hijos, he aquí los tiempos más difíciles para la humanidad. No os apartéis de la oración, pues solamente así podréis soportar el peso de las pruebas que vendrán. Dadme vuestras manos y Yo os conduciré a Aquel que es vuestro Camino, Verdad y Vida. Acoged el Evangelio de Mi Jesús y no os apartéis de las lecciones del pasado. La humanidad camina hacia un gran abismo. Lo Sagrado será despreciado y los hombres se distanciarán cada vez más del Señor. Cuidad de vuestra vida espiritual y no permitáis que las cosas fascinantes de este mundo os aparten del camino de la salvación. Arrepentíos y volveos a Mi Hijo Jesús. Buscad Su Misericordia por medio del Sacramento de la Confesión y en toda parte testimoniad vuestra fe. Sois importantes para el Señor y Él os espera de brazos abiertos. Coraje! Todo en esta vida pasa, pero la Gracia de Dios en vosotros será eterna. No os desaniméis. Yo rogaré a Mi Jesús por vosotros. Este es el mensaje que hoy os transmito en nombre de la Santísima Trinidad. Gracias por haberme permitido reuniros aquí una vez más. Yo os bendigo en nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Quedad en paz.