Queridos hijos, Yo soy vuestra Madre Dolorosa y sufro por aquello que viene para vosotros. La humanidad camina ciega espiritualmente y ha llegado el momento de escoger el Amor de Mi Jesús. He aquí el tiempo de la decisión. ¿A quién queréis servir? Recordad siempre que de vuestra elección dependerá vuestra salvación y vuestra condenación. Quedad con Jesús. Huid del mundo y vivid vueltos hacia el Señor. Buscadlo siempre en la oración y en la Eucaristía. Aún veréis horrores sobre la Tierra, pero aquellos que permanezcan fieles hasta el fin alcanzarán victoria. Dad lo mejor de vosotros mismos y seréis ricos en la fe. Testimoniad en toda parte que estáis en el mundo, pero no sois del mundo. ¡Adelante por el camino que os he señalado! Este es el mensaje que hoy os transmito en nombre de la Santísima Trinidad. Gracias por haberme permitido reuniros aquí una vez más. Yo os bendigo en nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Quedad en paz.