Queridos hijos, camináis hacia un futuro de grandes confusiones espirituales. La Iglesia de Mi Jesús beberá el cáliz amargo del dolor; Será perseguida y muchos consagrados retrocederán por miedo. Rezad por los consagrados para que encuentren en el testimonio de Juan Bautista el coraje para cumplir la noble misión que el Señor ha confiado a cada uno. Juan Bautista abrazó la cruz con alegría y no desistió a pesar de ser perseguido; Vivió y testimonió la verdadera fe. No os olvidéis: El compromiso de los que aman la verdad es abrazar la cruz. Encarcelado y torturado, Juan alababa al Señor y llamaba a sus verdugos a abrazar la fe. En aquella noche, al sentir los pasos de los soldados, miró al Cielo a través de una abertura en la celda y dijo: "Señor, yo entrego mi vida en Tus manos. La muerte se acerca y yo la abrazo con alegría. Que mi muerte sea el sello de tu verdad". Y así él entregó su vida por amor a la verdad. Os pido que mantengáis encendida la llama de vuestra fe. No permitáis que las cosas del mundo os alejen del Señor y del camino que os he señalado. Yo soy vuestra Madre y os amo. ¡Adelante en el amor y en la verdad! Este es el mensaje que hoy os transmito en nombre de la Santísima Trinidad. Gracias por haberme permitido reuniros aquí una vez más. Yo os bendigo en nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Quedad en paz.