Queridos hijos, sed fuertes y firmes en la fe. No retrocedáis. Quien camina con el Señor jamás será derrotado. Mi adversario actúa para apartaros del camino que os he señalado. Estad atentos. Escuchad la Voz del Señor que habla a vuestros corazones y dejad que Su Gracia os transforme y santifique. La gran guerra aún vendrá y Mis pobres hijos llorarán y se lamentarán. Buscad fuerzas en la oración y en la Eucaristía. Acoged Mis Llamados y sed en todo como Jesús. Vosotros tenéis libertad, pero lo mejor es hacer la Voluntad del Señor. ¡Coraje! Yo os amo y rogaré a Mi Jesús por vosotros. Suceda lo que suceda, permaneced fieles a Mi Jesús y a las enseñanzas del verdadero Magisterio de Su Iglesia. Este es el mensaje que hoy os transmito en nombre de la Santísima Trinidad. Gracias por haberme permitido reuniros aquí una vez más. Yo os bendigo en nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Quedad en paz.