Queridos hijos, camináis hacia un futuro doloroso donde pocos permanecerán firmes en la fe. Una gran guerra vendrá y los soldados estarán de sotana. Los que defienden falsas ideologías perseguirán a los hombres y mujeres de fe y Mis pobres hijos beberán el cáliz amargo del dolor. ¡Coraje! No hay victoria sin cruz. Mi Jesús ha prometido que siempre estará con vosotros. Cuando sintáis el peso de las pruebas, alegraos y testimoniad que aun en medio de los sufrimientos sois pertenencia del Señor. La humanidad camina ciega espiritualmente, pero vosotros podéis caminar en la luz amando y defendiendo la verdad. Rezad. Buscad fuerzas en el Evangelio y en la Eucaristía. Aquellos que permanezcan fieles hasta el final recibirán gran recompensa del Señor. Adelante! Este es el mensaje que hoy os transmito en nombre de la Santísima Trinidad. Gracias por haberme permitido reuniros aquí una vez más. Yo os bendigo en nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Quedad en paz.